domingo, 7 de septiembre de 2008

Reseña literaria:























El Profesor Espantapájaros.
Autor: VALENCIA CALLE, Marco A.,
EL LIBERAL, Popayán, 2008.

Por Omar Lasso Echavarría

Obra reciente cuyo lanzamiento se efectuó en el Salón Cultural del Banco de la Repúbica en junio pasado.

Damos la bienvenida a este nuevo libro: El profesor Espantapájaros, de Marco Antonio Valencia Calle, escritor y profesor, magister en filología hispánica, novelista y poeta que a mitad de su vida suma un buen número de obras y premios obtenidos en buena ley.

Desde los años 70 la literatura infantil colombiana registra un auge en crescendo, tanto en obras como en autores y editoriales que apuestan al talento nacional. La lista de autores consagrados es larga. Lo que hace de éste un género nacional consagrado, al que es necesario remitirse, como género exigente, en busca de obras cada vez más acabadas y de valor universal.

El Profesor Espantapájaros es un cuento largo, impreso en letra generosa, lo que hace placentera su lectura. Está escrito con gracia, picardía, sencillez, inocencia y a la vez seriedad, mezcla autentifica del mundo adolescente, que lo hace entretenido e interesante, gracias al conocimiento del tema y del ambiente por quien escribe. Además posee un sentido pedagógico al proponer una forma eficaz de relacionar la experiencia vital con el conocimiento y la enseñanza. Veo en él, sobre todo, una buena estrategia metodológica para iniciar a los niños en la narración, a través de historias de vida, que sin duda son obras literarias en potencia a la espera del escritor que mediante la ficción las convierta en obras de arte.

La historia se configura en torno a tres personajes centrales: el colectivo de estudiantes de Sexto 01, el profesor Espantapájaros y un personaje impersonal, geográfico, que por su importancia es determinante: la selva del Amazonas, por ser ella un reservorio notable de leyendas, de flora y de fauna extraordinarias.

La narración no ofrece novedades técnicas. Es de tema y estilo realista con propósitos de pedagogía ecológica. Su desarrollo es lineal, sin tramas que desafíen la curiosidad del lector; posee un lenguaje sencillo, natural, al uso contemporáneo. La narración avanza de manera espontánea y el relato se construye de forma colectiva, como en un ejercicio de pedagogía constructivista.

Después de la lecciones aprendidas en el transcurso de la narración, ésta culmina en una parodia teatral que utiliza el símbolo clásico del flautista de Hamelin en combinación con el símbolo tropical del loro, que con su bullaranga confunde la armonía himnótica europea. Acuerdan una justa para dirimir el conflicto entre depredadores y protectores de la fauna, dando una lección civilizada de cómo resolver los conflictos por la vía pacífica.

El resorte que alimenta la narración es la curiosidad puesta en marcha por el profesor Espantapájaros, que como hijo de un guardabosques ha vivido muchas experiencias en la manigua amazónica, lugar que de por sí estimula la imaginación, al estar poblado de mitos y leyendas, donde todo es grandioso: su flora, su fauna, sus ríos que, como el Amazonas, desafían todas las proporciones; selva virgen donde reina la ley natural; la del colono, basada en la fuerza; y la ancestral de contenido mítico-religioso.

Le queda como tarea al autor seguir desarrollando su personaje Espantapájaros, símbolo en este caso del profesor innovador que no se conforma con repetir lo establecido, pero también símbolo del ser humano inconforme que se atreve a ensayar nuevos caminos.


Me hubiera gustado un mayor desarrollo de historias dentro del texto, para jugar con la preciosa información allí incluida. Será tarea del autor seguir fabulando a partir de esta matriz.

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